domingo, 3 de marzo de 2013

Vaso de cafe (quisiera que fuese taza)

                                                
Contemplando un recipiente de cafeína acondicionado a mi gusto, mi mente me traiciona de nuevo, dibujo con grato trazo esas ideas que a veces invento y alegran los pocos momentos de paz y reflexión que logro obtener a solas.

Dando un sorbo a la bebida estimulante me percato de varias consecuencias, en mis manos una vaso, en mi mente muchas cosas, en mi corazón silencio y frialdad, cuanto anhelo que las cosas fuesen diferentes, todo esto lo contrasto con las maquinaciones de mí meditar.

Bebo un trago nuevamente, aun el vaso conserva su calor, que poco a poco perderá, así mismo me comparo, ese calor que mi persona pierde al pasar de los días y momentos, nuevo asalto de ilusiones arriba en este tiempo, me pregunto por ellas, sufrimiento sembrado por el sin numero de tragedias del cual soy culpable.

Con ese extraño habito que adopte, pensar siempre lo peor de alguien o algunos, para luego corroborar en extremo lo contrario y caer en equivocación. Ese extraño modo de analizar las cosas, que atormentaba a mis seres queridos cercanos, del cual yo era villano en su momento.

Ahora martirizo mi mente emulando tal razonamiento, maquinando escenas horribles con tal solo la idea de que todas sean lo opuesto.

Llegue a la mitad de la “porrita” con café…

Mientras observo el volumen de faltante de delicioso líquido, analizo ahora otra vez, y una vez más, a la fiel acompañante que me sigue desde ya hace ocho años, te dedico unas frías palabras, pero jamás emitirás respuesta, tu naturaleza es así, igual, un estado solitario, reposo espontaneo.

A punto de finalizar ya con mí tibio café…

Contrasto este final con la hora del inicio, y como siempre en mi mortificación, me pregunto ¿si es conveniente de nuevo empezar? ¿Lobo solitario o unirme a la jauría y ser uno más del clan? Preguntas, dudas, situaciones y reflexiones.

En solo cuatro cucharadas de café “instantáneo delicioso”, tres cucharaditas agregadas de azúcar “real”, un poco de agua pura… un insulso vaso desechable y miles de pensamientos.

Esto fue un café, en la soledad del comedor, en la frialdad de la mañana, ¿Cuántos vasos mas he de degustar con tan singular ritual?
El vaso vacio…
Mi mente llena de sentimientos…
¿Otro vaso de café?

By Kincho