Si callar el
llanto no es valentía, acusadme de cobarde
Si no libero
el peso de mi corazón y la agonía de mi alma
Acusadme de de
débil
Si mis lágrimas
secas ven su nacimiento, decidme hipócrita e infame
Los rumbos del
mundo pregonan que aquel que calla menospreciado es
Prefiero guardar
mi silencio y ser tomado por insensible
Que ser
molestia a mis allegados con las peripecias de mi existencia
Alma fría,
provocar sufrimiento ajeno a mis desvencijadas eras,
Vánales
preocupaciones, que sus líneas temporales no se turben
Por las
desgracias impropias de sus corazones.
Si llorar
fuere libertad, en cautiverio y hambruna de llanto mi esencia reposa
Como condenando
en cárcel fría y yerta de pasiones gentiles, felicidad
No hacedme
singular dicha situación, solo una estúpida disposición pasajera
A tal grado de
tragiversar aquello limpio, bueno y sincero
Ahora con esta
pesada carga, confinada ya mi deteriorada careta
Ante los ojos
del mundo, la fachada débil y cobarde
Aun así aunque
reniegue de estos hechos, no cambia el
tiempo
Sabed que esto
solamente es sincero, austera hora de verdad.
Llorar fue
alguna vez sinónimo no de debilidad, no de valentía
Más bien las
circunstancias provocad desahogo
silencioso
Ojos extraños
fijaos en la irrelevancia de la autoestima
Egoísmo puro
en un humano, que mengua su prioridad futura.
En aquel
tiempo, extraños llenad mis ojos de lágrima
Sin embargo
necio soy por la decisión gélida de la mente
trastornada
El necio sabio
es en su propia opinión, anhelo los tiempos que no se
Supieron aprovechar, no callad alma mía, no llorad corazón sincero.
